Este es uno de esos postres que a mi parecer está en la línea de postre no postre, ya que se puede servir tanto de aperitivo como de postre, y sin importar el momento en el que se sirva siempre está buenísimo. Especialmente cuando lo combinamos con un poco de queso fresco, o algún queso blando
Y como ya todos sabemos, es muy fácil conseguir terrinas de dulce de membrillo en cualquier supermercado. Sin embargo, siempre estará mucho mejor un poco de membrillo casero, no solo tendrá un sabor más nítido a membrillo, también será de lo más gratificante servir un postre que hemos elaborado nosotros mismos. Solo necesitaremos un cazo, una cuchara de madera y un poco de paciencia y buen humor.
Consejo: Una forma de saber que el membrillo está listo, es cuando le clavamos la cuchara de palo y está se queda de pie.
- Dificultad: media
- Raciones: 800 gr

Ingredientes
- 1 kl de membrillo
- 500 gr de azúcar
Elaboración
- En un cazo con agua ponemos a hervir los membrillos, hasta que estén suaves.
- Escurrimos y dejamos enfriar un poco.
- Los pelamos y les Retiramos el corazón.
- Cortamos en trozos y los ponemos en un cazo junto con el azúcar.
- Dejamos que comience a cocer a fuego bajo.
- Procuraremos moverlo lo menos posible hasta que el azúcar se disuelva, esto ayudará a que no cristalice y tener un de mejor calidad.
- Una vez esté disuelta el azúcar vamos removiendo para que no se pegué en el fondo.
- Sabremos que está listo, cuando al pasar la cuchara por el fondo, el membrillo no regrese con rapidez.
- Ponemos en un táper rectangular o de la forma que deseemos y dejamos enfriar.
- Necesitará unas 14 horas de reposo para terminar de cuajar.
- Una vez esté cuajado podemos cortar y servir.