Siempre he creído que una buena sopa de pollo ayuda a curarse durante un resfriado o gripe, y aunque no haya estudios científicos que lo demuestren, la realidad es que cuando nos sentimos mal, esos cuidados cariñosos de alguien preparándonos la clásica sopita de pollo para que nos pongamos buenos tienen un efecto reconfortante que nos ayuda a sentirnos mejor y a afrontar el malestar con mejor estado de ánimo. La sopita de pollo, es en si, es muy buena para el alma.
Y debo decirlo, no hay mejor momento que ahora mismo para una de estas sopitas de las que hablo. Encerrados en casa por la cuarentena y con la perspectiva de no salir en varios días, un remedio para el alma es lo que toca, así que he querido compartir ésta receta de una deliciosa, cálida, reconfortante, sopa de pollo casera. Así como las preparaba mi mamá.
Consejo: si la sopa no la vas a consumir al momento, puedes cocer la pasta en un poco de caldo aparte y así evitar que se la sopa se seque.
Otro consejo: el jengibre es un broncodilatador natural, por lo que puedes agregarlo sin miedo. (tampoco exageremos)
- Dificultad: fácil
- Raciones: 2

Ingradientes
- 500 gr de pollo (contra muslos)
- 2 litros de agua, aproximademente
- 1/2 cebolla
- 1 puerro
- 1 trozo mediano de jengibre
- 1 zanahoria
- 1 patata (140 gr)
- 1 pizca de orégano
- Sal al gusto
- 100 gr de la pasta que prefieras.
Elaboración
- En un cazo ponemos el pollo, el puerro y la cebolla.
- Cubrimos con agua y ponemos a fuego hasta que hierva.
- Dejamos cocer unos treinta minutos a fuego bajo.
- Retiramos el puerro y la cebolla.
- Añadimos el jengibre finamente picado.
- Agregamos las patatas cortadas en cuadrados y las zanahorias en rodajitas.
- Agregamos un poco de sal y orégano, dejamos cocer.
- En este momento podemos retirar el pollo y deshuesarlo si lo deseamos.
- Cuando las patatas estén casi listas, añadimos la pasta y dejamos que se cocine unos 10 minutos o lo que esta necesite. (Puede variar según el tamaño y estilo)
- Rectificamos la sal y servimos.
- Tomamos la sopa.
- Repetimos.