Y llegó diciembre y con él una gran cantidad de reuniones, fiestas y tradiciones navideñas. Y muchas de esas tradiciones se comen, como estos típicos polvorones que suelen ponerse en la mesa junto con el café o la típica copita de hierbas, para finalizar una de las clásicas comidas o reuniones navideñas. Y aunque no soy muy fan de los polvorones, en esta ocasión los he querido preparar para compartir con los amigos y rendir homenaje a esos pequeños bocaditos dulces que alegran las fiestas a más de uno.
Voy a decir que me sorprendió la sencillez, el sabor y la suavidad de estos polvorones que van de maravilla con una taza de café y que volveré a preparar para las próximas reuniones navideñas
- Consejo: hay que tener cuidado de no hornearlos demasiado, ya que puede amargar el resultado final.
- Otro consejo: es importante no amasar demasiado para evitar que queden demasiado duros.

- Dificultad: fácil
- Raciones: 20 unidades (tamaño pequeño)
ngredientes
- 150 gr Harina de trigo
- 50 gr harina de almendra
- 80 gr Manteca de cerdo
- 60 gr Azúcar en polvo
- 1 cdt de canela en polvo
- 1 pizca de sal
Elaboración
- Ponemos la harina en una bandeja de horno con papel sulfurizado y tostamos en el horno a unos 180ºC
- Cuando tome un color dorado, retiramos y tostamos la harina de almendra un par de minutos.
- Dejamos enfriar y mezclamos.
- Incorporamos el azúcar, la canela y la sal y removemos.
- Añadimos la manteca de cerdo y mezclamos hasta incorporar bien los ingredientes.
- Envolvemos en papel filme y llevamos a la nevera por unos treinta minutos mínimo.
- Una vez listo, precalentamos el horno a 170ºC.
- Sobre una mesa de trabajo con un poco de harina y ayuda de un rodillo estiramos hasta obtener aproximadamente una masa de un centímetro de grosor.
- Cortamos con nuestro molde (yo utilice la parte de atrás de una boquilla grande)
- ponemos en una bandeja de horno con papel sulfurizado y llevamos al horno por unos 8 minutos aprox.
- Si vemos que los laterales comienzan a tomar un poco de color significa que ya están listos.
- Retiramos del horno y dejamos enfriar antes de tocarlos.
- Espolvoreamos con azúcar glase y listos para servir. Puedes conservarlos en los clásicos papeles de seda, o guardarlos como lo hice yo en una pequeña caja de metal y separando las diferentes capas con papel sulfurizado ¡Se conservan de maravilla!