Pensando en el menú de Nochebuena, siempre me gusta cerrar la cena con un postre que tenga algo especial. De esos que no solo saben bien, sino que crean un pequeño momento alrededor de la mesa. Y para eso, el volcán de chocolate casero nunca falla.
Es un postre que siempre sorprende. Tiene algo de magia en la primera cucharada: ese instante en el que rompes el bizcocho y el chocolate caliente empieza a salir lentamente. No importa cuántas veces lo prepares o lo veas, ese primer bocado sigue emocionando igual. Es justo ahí donde ocurre la magia: el contraste entre el exterior suave y esponjoso y el interior fundente, intenso y lleno de sabor.
Puede parecer un postre complicado, pero la realidad es otra. El secreto está en algo muy sencillo: respetar el tiempo de horno y darle el descanso justo antes de desmoldar. Nada más. Con esos dos pasos bien controlados, el volcán sale perfecto, con ese punto exacto en el que el bizcocho se sostiene y el corazón de chocolate permanece líquido.
Es el tipo de postre ideal para preparar en casa cuando quieres sorprender sin complicarte demasiado. Elegante, reconfortante y perfecto para poner el broche final a una cena especial.

Consejo: El tiempo puede variar un poco según el horno y el tamaño del volcan.

Otro consejo: puedes prepararlo un día antes y tenerlo listo para meter al horno.

• Dificultad: fácil
• Raciones: 6

Ingredientes

• 125 gr de cobertura de chocolate negro
• 125 gr de mantequilla
• 3 huevos
• 1 yema de huevo
• 60 gr de azúcar
• 30 gr de harina

Elaboración

• Precalentamos el horno a 180°C
• Derretimos el chocolate con la mantequilla, en el microondas a baja potencia, removiendo cada minuto.        (tardará unos minutos)
• Mezclamos los huevos, con la yema y el azúcar.
• Añadimos el chocolate a la mezcla anterior.
• Incorporamos la harina tamizada y   mezclamos.
• Enmantequillamos y luego enharinamos nuestros moldes y los rellenamos, dejando un dedo de distancia con la superficie.
• Llevamos al horno por nueve minutos.
• Dejamos reposar un por de minutos.
• ¡Desmoldamos en un  plato y servimos!